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Lo que sé de ti

Buenas: Desde Julio del año pasado, entre que no le estaba prestando mucha atención al blog y que, salvo que algo fuera realmente importante, literalmente mandaba lo que fuera al carajo, el señor Google ha estado periódicamente recordándome que la antigua versión de Google Analytics se había quedado desfasada y que tocaba pasarse a la nueva versión del asunto. Esto, que de por sí no deja de ser una labor técnica y recurrente de cualquier sistema, se me hizo en su momento un poco de bola y, con eso de que no le estaba prestando atención a la bitácora, decidí ignorarlo porque, al final, tampoco es que este pobre diario digital sea precisamente la Wikipedia (no nos vamos a llevar a engaño a estas alturas del partido, ¿Verdad? :-)). Pero, como todo cambio se basa en acción, en los últimos tiempos, entre pitos y flautas, una serie de cosas han ido variando y, con ellas, una pequeña lista de tareas mental que, poco a poco, va tachando ítems, indicando que, poco a poco, ese cambio sucede. ¿Al

El banco colonial de Amsterdam

Antes de empezar: después de haberme cascado el post glorioso que está justo debajo, continuando con mi investigación, descubrí que el objeto del post no es el Banco de Ámsterdam, por más que el señor Google y el señor DuckDuckGo se empeñen... A base de investigar, descubro que el banco real se llamó/llamaba "Cultuur, Handel en Industriebank," (o "Banco de cultivos, comercio e industria"), también conocido como " Cultuurbank " y ahora tengo un problema, porque me he cascado un artículo fantástico cuya investigación me lleva a otro tipo de instituciones bancarias de los Países Bajos que, a su vez, tienen relación con el tema (al final todo viene de lo mismo: todos los países europeos con colonias tienen sus manos bañadas en la sangre de millones de seres humanos esclavizados) y que me han enseñado un montón, aunque todo parte de un equívoco en el nombre. Así que te casco el artículo, pero ya te digo que "El banco de Ámsterdam" no es el "Banco

Mi cápsula del tiempo digital

Muy buenas: En las últimas semanas, siguiendo mis propósitos más optimistas, he seguido con mi obsesión buenista de hacer las cosas como debo y, poco a poco, he seguido mi pérdida de peso, mi lectura de libros y, anoche, sentarme delante del ordenata, ir a la opción del menú que te permite dejarlo como si lo hubieran sacado de la factoría donde fue fabricado y empezar desde cero. Las obsesiones higienistas se dan en todo tipo de ámbitos de la vida: desde limpiar unos platos en el fregadero hasta pasar la aspiradora, poner la lavadora u ordenar los libros en las estanterías, cuando uno entra en según qué acciones es mejor fluir porque, de alguna manera o de otra, esto acaba dando frutos. ¿Cuántas veces te has puesto a limpiar armarios o cajones y, en el proceso encontrarte con objetos de cualquier tipo que te hayan retrotraído a un lugar, un momento o una persona? A mí, por las obsesiones higienistas periódicas que me dan, en medio de la vorágine del "saca todo de su sitio, empieza

Los reyes holandeses y los impuestos

Muy buenas: Para los países donde el régimen político es una república, algunas de las cosas que más suelen llamar la atención son cómo las democracias con monarquías parlamentarias (un contrasentido en el sentido estricto de cada uno de esos términos) tienen una serie de leyes que protegen a la figura del rey de cosas tan lógicas como el pago de impuestos. En España, aunque los reyes tienen una serie de beneficios, entre ellos, la inviolabilidad del jefe del estado, que técnicamente es impune ante la ley y que explica una serie de desmanes que, a lo largo de los años, hemos ido conociendo, una de las cosas de las que no se escapan es sobre el pago de impuestos sobre los emolumentos que reciben como asignación (salario y dinero para pagar a los empleados o gastos directos de la casa real española). Los Reyes españoles tienen en cambio una serie de figuras curiosas para eludir gastos: pueden por ejemplo poner todos sus bienes a nombre de Patrimonio del Estado manteniendo el usufructo de

Pensando, deprisa y despacio

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Buenas: El título de hoy le puede sonar a alguno que me esté leyendo: responde efectivamente al título a su vez de un famoso libro escrito por el premio Nobel de economía Daniel Kahneman y, como me quiero forzar a escribir, me temo que te vas a comer esta chapa (o no: mi recomendación en este punto es que te vayas a Forocoches o a la Wikipedia, fuentes de conocimiento mucho más fiables que yo :-)). ¿De qué va el libro? El libro es una excelente exposición de lo que quizás has sospechado toda tu vida, pero que nunca ha sido realmente evaluada con algún tipo de método científico, que es la diferencia entre intuición y deducción, así como la interacción entre ambos sistemas de pensamiento. Te acabo de ahorrar casi 400 páginas de libro que, en cambio, si te apetece aprender, te recomendaré que leas, por aquello de entender claramente como ambas formas de pensamiento interactúan y conformar lo que somos, como especie, y lo que te conforman, como individuo con una serie de fórmulas para pro

Cuando Holanda fue productor de cocaína más grande del mundo

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Buenas, Esta es una historia rara de narices: una de esas cosas que, un día, navegando por la red, mientras estás buscando información sobre algo técnico, de pronto se traspapela entre las diferentes pestañas del navegador. La noticia original que se me cuela en el navegador es esta: https://www.anderetijden.nl/artikel/107/De-Nederlandse-Cocainefabriek Esta historia es tan fascinante como absurda y, por supuesto (esto es Holanda) rentable. Porque, al igual que la pregunta esencial a responder en todo crimen es "¿Quién se beneficia?", en este caso tenemos muy claro donde empieza y acaba el asunto. Al turrón... Los holandeses son internacionalmente conocidos por tener un particular buen olfato para los negocios: en este caso, hace casi 150 años, este pequeño país descubrió que, para producir según qué sustancias con las hojas de coca, cuya planta era originaria de la parte noroccidental de Sudamérica, sería muy conveniente no depender del cultivo de la misma por parte de tercer

El poder de la propaganda y Solo en Casa

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Buenas: justo antes de cerrar el año, un artículo para intentar borrar la absoluta vergüenza por la inactividad bloguera. En 1990, yo era un mocoso, pero ese no es el punto: en 1990 se estrenó la película "Home Alone" que, en España, estrenada un tiempo más tarde, se vendría a llamar " Solo en Casa ". La historia es relativamente fácil: una familia se va de vacaciones y se deja a uno de los hijos en casa, justo en el momento en el que un par de ladrones planea, en Navidades, robar dicha casa, pensando que no hay nadie. Las aventuras del niño son disparatadas: es una comedia familiar, una película de humor sencillo y visual, muy orientada a los más pequeños de la casa. Aquella película lanzaría al estrellato a su protagonista, el actor Macaulay Culkin, cuyo talento artículo rivaliza con el deletreo de su nombre (imposible de recordar para mí, al menos: lo he tenido de buscar en Internet escribiendo el nombre "de aquella manera" y mi buscador de cabecera tuv