Paquito en Rusia 2 - Episodio 3 - Mañana nos vemos ¿No?

No English Version (I cannot translate this: I am very sorry :-))

En el capítulo anterior:
...Un aire frío, gélido: la sensación te hace pensar que estás respirando el aire más puro de tu vida, tan puro que duele...
...De pronto, aparece un español en chaqueta a la calle, "a pelo"...
... "Si hay que ir se va"
Capítulo Tres: "Mañana nos vemos ¿No?"

Cuaderno de Bitácora: Fecha estelar - Miércoles 23 de Diciembre de 2009.

Localización: Moscú es como el amor... Si te descuidas, te puede congelar el corazón.

Temperatura: -16 graditos

Estado Mental: ¡Soy una rumberaaaa! ¡RUMBERAAAAAAAAAAAAAA!

El segundo día aquí se levanta con 16 graditos por debajo de cero: apenas he dormido 4 horas y me cuesta levantarme, pero he descansado y, después de mis coros mañaneros en la ducha (sólo me faltó cantar los grandes éxitos de "Operación Triunfo")...

Enfilando hacia el salón de los desayunos en el hotel, la chica de los ojos grandes me recibe cual Luis Miguel Dominguín recibiría a un Mihura...

Chica de los Ojos Grandes - Buenos días - me dice la inocente criatura.
Chico del cerebro pequeño - Buenos días: ¿Estás preparada para la diversión?
Protagonista de Avatar - ¿Diversión? ¡Estoy trabajando!
Imitador de Kojak - Pues por eso: si no te diviertes trabajando, entonces nos pegamos un tiro (metiéndome dos dedos en la boca simulando una pistola).
Moscovita Incrédula - Bueno bueno, pues entonces a sonreír.
Madrileño venido a menos - Ese es el espíritu...

Zampando mi desayuno de campeones (huevos revueltos con bacon, un bol con frutas, dos cafés, dos Actimel y una especie de bollo riquísimo que sólo he visto aquí), estoy en mi mundo observando al resto de huéspedes del hotel... Soy el más joven, así que, como no, doy el cante...

Y tanto es así que, una vez más, la chica de los ojos grandes viene a hablar conmigo, para ver si todo está a mi gusto y demás...

Hablamos un poco de todo, pero lo que ella no sabe, es que, más allá de lo que dice, estoy analizando cómo lo dice y, como no, sus ojos me lo dicen todo (está practicando su inglés conmigo y, además, no está siendo sincera, porque sus ojos miran hacia arriba y hacia la derecha... Está creando información, está siendo creativa y, por tanto, no tira de recuerdos... Técnicamente, diría que está mintiendo).

Le cuento que trabajo mucho y que duermo poco y, durante un par de minutos, incluso me hace sonreír diciendo que eso no es bueno, que no está bien trabajar tanto... Le cuento que así es como funciona esto y que, en realidad, podría ser peor...

Seguimos hablando y se despide de mi cuando le llaman por teléfono... Termino de desayunar y, al salir, me despido de ella:

- ¿Es tu último día aquí? - me pregunta con cara de curiosidad.
- No - le respondo - Mañana será mi último día.
- Mañana nos vemos ¿No? - me vuelve a decir.
- Sí, no te preocupes - le respondo - Todavía nos queda un día más para sonreír.
- Perfecto - termina diciendo - Ten un buen día y no trabajes mucho, que mañana tengo que volver a verte por aquí.
- Trato hecho - digo por fin...

Esto es lo que echo de menos en Holanda: ese grado de cortesía que, en realidad, sin decir nada, dice mucho... La famosa caricia psicológica, eso que los americanos consiguen tan bien en sus vendedores (por más falso que sea, no deja de ser efectivo).

Así es como se consiguen clientes, así es como se cierran tratos en este mundo, con cortesía y educación... Dios sabe que la hipocresía no me gusta un pelo y que, en realidad, la sinceridad de los holandeses la aprecio. Pero una cosa es sinceridad y otra cosa falta de maneras, y ahí es donde yo tengo mi particular lucha contra los molinos, intentando explicarles a los jodíos herejes de que va la vaina (como aprendí de un amigo brasileño: "People buy from people")...

La mañana la paso en la ofi con mis explicaciones habituales: hago pequeños ejercicios prácticos y les explico y enseño un montón de curiosidades que, en la práctica, pueden utilizar en su día a día...

Curiosidad científica: intentas explicarles como funciona un sistema la pera de complejo y sofisticado y, al final, después de todo, lo que les mola de verdad son los colorcillos y las chorradas que pongo en las Excel con Pivot-Tables...

La hora de la comida empieza con una definición de concepto: en el restaurante donde comemos, el personal tiene un curioso sistema organizativo basado en la jerarquía de posicionamiento basado en tiempos (creo que en Europa lo llaman "colas" o algo así), pero yo, que ya me conoce el personal, agarro una bandeja, pongo un plato con sushi en ella, me voy hacia el puestecito de ensaladas (que es la caña, en serio) mientras mis compañeros rusos, incrédulos, me miran moverme entre el personal sin ningún tipo de miramiento...

Paquito - "Lo importante es hacerlo con seguridad y naturalidad, concentrado y con una gran sonrisa, así nadie se siente molesto y, al contrario, es un comportamiento aceptado".

Mi compañera de trabajo se parte la caja y se une a la fiesta, de ahí que, el personal, que generalmente tarda 15 minutos en obtener su comida, siga esperando sus pechugas de pollo mientras "El chico de Madrid" ya está enfilando hacia la mesa para comer (la chica de la caja me ha mirado otra vez el plato y ha sonreído: exactamente la misma combinación de alimentos que todas las veces anteriores).

Por cierto: "Adios" en ruso se dice "Pakka Pakka" :-))

Después de la comida, tengo un ratito libre y, después de salir a la calle a respirar mi aire gélido (le empiezo a coger el gustillo, en especial cuando veo que los rusos me miran porque estoy sin ningún tipo de abrigo), decido hacer una llamada "un tanto peculiar"...

El de los cuchillos: Sí dígame...
Paquito: ¡Melenudo! ¡Hippie! ¡Ye-yeéeeeeeeeee!
No tiene iPhone: jajajajajaja
López-Vázquez-Wannabe: "Mo-nu-men-toooooooooooo!!!"

Los próximos diez minutos son la típica situación donde, gracias a que ni Dios habla castellano por estas tierras, me puedo despachar con toda la tranquilidad del mundo....

No reproduciré lo que en esta conversación se dijo, pero puedo decir que nos reímos un rato largo...

La tarde termina conmigo completamente muerto: después de dos días explicando cosas, la verdad es que estoy cansado.. Me han crujido a preguntas y me han hecho muy interesantes reflexiones pero, como soy perro viejo y, más importante, de cosas peores hemos salido, así que, al final, la cosa sale muy bien...

En serio: en un momento determinado pillé a uno de los usuarios con uno de los jefes de aquí mostrándole una de las cosas que les estaba enseñando... Les encantó (y mira que es arduo, te lo aseguro).

Con mucho sentido del humor, con paciencia, haciendo que el usuario interactúe, hablando "su idioma" (que no su lengua), comprendiendo qué es lo que el usuario quiere obtener de la tecnología que le muestro, consigo explicar algo de una complejidad bestial enfocándome en lo realmente importante, con la simplicidad como bandera...

Lección: "lo más difícil es reducir al mínimo el mensaje que quieres transmitir", siendo yo, créeme, alguien que te puede sobresaturar de información si me preguntas "¿Todo bien?" pero, en este caso, lo logré...

¿Cómo? Muy sencillo: "refuerzo negativo"... Pensé en cómo lo haría alguien en particular e hice todo lo contrario (el famoso "Algoritmo de la Hermosa" que en su día tan bien me funcionó y que, con leves variaciones, he adaptado a otro sujeto para esta situación en concreto)...

Resultado: que si les vuelvo a formar, ya sé lo que tengo que hacer y, si no soy yo, sea quien sea, lo va a pasar mal (el listón ya está bien arriba: ahora que lo mejore otro :-)).

Por fin el día termina y, después de una interesante cena con un compañero de trabajo, consigo un par de respuestas sobre este país y, de paso, como no, se me abren como un par de docenas de nuevas cuestiones... Rusia: la interminable partida de ajedrez :-))

Hacia el restaurante vamos caminando por las avenidas de esta enorme ciudad: la sensación es interesante y, a pesar del lodazal (provocado por la nieve mezclada con tierra que le echan para espesarla: utilizar sal es extremadamente caro, teniendo en cuenta la cantidad de nieve y la dimensión del lugar) disfruto de un pequeño caminar al fresco...

La vuelta al hotel se produce en un taxi "tradicional" (un coche Lada de, por lo menos, hace 30 años... El momentazo "Cuéntame" terminaría en el hotel con TVE Internacional mostrándome a "Merche, ¡Me cago en la leche!" en un episodio que, al final, ni siquiera vi) y, queriendo llegar a mi hotel, el tipo se confunde y, a partir de ahí, el show (porque ponte tu a explicarle al tipo que no, que estamos en la calle correcta, pero que tu hotel no es donde el tipo te quiere dejar)...

Lo intento todo (lo más fácil es simplemente mostrarle la dirección del sitio, pero el tipo parece no comprender)... Consigo contactar con un compañero de trabajo, quien logra hacerle entender el problema (le costó, lo noté: hablaban en ruso, sí, pero noté, por las inflexiones de voz, que la cosa no iba bien)...

Por fin llego a mi hotel y, entre pitos y flautas, volveré a acabar a las tantas leyendo, con Moscú bajo mis pies, con 12 grados bajo cero justo al otro lado de la ventana y, quizás, con una extraña sensación de empatía hacia esta ciudad que, desde mi primera visita, me ha seducido.

Sólo nos queda un día en Moscú: volveremos a Amsterdam antes de Nochebuena, así que tengo todavía unas horas para preparar una ida de olla más :-))

Eso es todo: ¡Moscú prevalece! :-))

Próximo episodio: "Pakka Pakka, Moscú"

Paquito.

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